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POETAS DEL EMPERADOR CARLOS V

Aurum Museum dedica este apartado a todos aquellos autores que sirvieron al emperador Carlos V. La mayoría fueron

poetas-soldado o escritores a favor del humanismo (propio de la época).

 

Clicka en las imágenes para ver más información acerca de ellos:

Todos estos escritores o poetas tuvieron una corta vida, ya fuese por las causas de la guerra o por las condiciones de la vida de aquella época. Dentro de todos estos autores, Aurum Museum quiere destacar la importancia de uno de ellos.

 

Para ello, te dejamos a tu disposición una presentación de google drive donde podrás ver muchos más datos de este gran poeta de la literatura española.

 

 

 

 

 

 

QUVEDO CONTRA GÓNGORA

Otro tema que no podía faltar en la sección de autores en nuestro museo es la famosa disputa entre Quevedo y Góngora.

 

Para unos era arte, para otros la sátira y burla empleadas en lo versos, sumamente despreciable. Respecto a la opinión de nuestra web, nos quedamos en un punto neutral en referencia a tu pensamiento. Aurum Museum sólo tiene la intención de informar acera de este suceso.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La enemistad de Góngora y Quevedo representa la rivalidad entre culteranos y conceptistas, los dos principales estilos literarios del Siglo de Oro español.

 

Góngora es la imagen del Culteranismo, caracterizado por sutilezas latinistas, hipérbaton exagerados, metáforas desbordadas de significado... es decir, una poesía elitista y refinada. Por su parte, Quevedo es el máximo exponente del Conceptismo, basado en la asociación ingeniosa de ideas, en la concisión de la expresión y en la intensidad semántica de las palabras.

 

Ambos escribían poemas y sonetos dedicados entre ellos, y siempre existía ese pique y desprecio de la figura del otro tanto físicamente como culturalmente.

 

Por ejemplo, este soneto de Quevedo, dedicado a su querido amigo:

 

ÉRASE UN HOMBRE A UNA NARIZ PEGADO (513)

 

Érase un hombre a una nariz pegado,

érase una nariz superlativa,

érase una alquitara medio viva,

érase un peje espada mal barbado;

era un reloj de sol mal encarado.
érase un elefante boca arriba,
érase una nariz sayón y escriba,
un Ovidio Nasón mal narigado.

Érase el espolón de una galera,
érase una pirámide de Egito,
los doce tribus de narices era; 

érase un naricísimo infinito,
frisón archinariz, caratulera,
sabañón garrafal, morado y frito.

 

A lo que Góngora respondió con estos versos:

 

Anacreonte español, no hay quien os tope,
Que no diga con mucha cortesía,
Que ya que vuestros pies son de elegía,
Que vuestras suavidades son de arrope.

¿No imitaréis al terenciano Lope,
Que al de Belerofonte cada día
Sobre zuecos de cómica poesía
Se calza espuelas, y le da un galope?

Con cuidado especial vuestros antojos
Dicen que quieren traducir al griego,
No habiéndolo mirado vuestros ojos.

Prestádselos un rato a mi ojo ciego,
Porque a luz saque ciertos versos flojos,
Y entenderéis cualquier gregüesco luego.

 

 

 

 

 

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